miércoles, 25 de noviembre de 2015

Tu Voz

Transcurre el día
escuchando conversaciones
a menudo intrascendentes,
palabras corteses,
chanzas comunes
alternando frases ocurrentes,
con cháchara pseudo culta.

Llevo tres días oyendo
mi propia voz enseñando,
desgranando conocimientos
para mentes ávidas,
ampliando horizontes
de jóvenes que buscan,
en el presente,
un futuro mejor.

Un impulso vago
me revela una añoranza.
A la altura del esternón
siento un cosquilleo,
seguido de un ahogo
apenas perceptible.

Lo que, sin duda,
necesito es oír tu voz,
cristalina, envolvente,
segura a veces,
titubeante otras,
estridente nunca.

Marco tu número,
ligeramente premioso;
espero el tono,
sin impaciencia aparente...
una, dos...hasta cinco
cuento despacio
hasta que descuelgas.
Mi latir se acelera
esperando tu saludo,
pero..oh!, no te oigo.
Apago y remarco
pero ya sin respuesta...
recuerdo, a mi pesar,
que la itinerancia
me ha jugado
una mala pasada,
que ha ocultado
mi identidad.

Soy, por arte de la técnica,
un desconocido;
no tengo nombre ni rostro.
Siento desazón
y no queda más remedio
que utilizar la memoria,
milagro del ser,
que te trae hasta mi,
rememorando tu rostro
y dibujando
con precisión tus labios,
lo que no evita
sentir la falta
del vibrator
de tu ansiada voz

Civitavecchia - Barcelona, 9 de junio de 2015