viernes, 14 de diciembre de 2018

La despedida


La amé y me amó 
pero nuestro amor
tenía fecha de caducidad
Los convencionalismos,
la maldita enfermedad,
el caos mental,
el momento inoportuno...
Aposté y perdí
y ahora toca
recoger los pedazos
de un corazón roto
que ya no late
al unísono del suyo.
Una dulce melancolía
me invade al recordar
bellos momentos
de amor sublime
que no volverán.
Aun me despierta
por las noches
el sabor dulce
de sus labios en mi boca,
mis dedos tienen grabado
el tacto de seda
de los suyos y de su cuerpo,
en la ducha siento
su presencia a mi lado
haciéndome vibrar.
Añoro nuestras charlas
llenas de contenido,
sus ausencias y sus presencias
que llenaron mi vida.
Ahora toca replegar las velas
y guardar los retratos
y confiar que la amistad
llene el vacío de la despedida,
amistad para siempre
con la esperanza
que algún día
se reanimen las brasas
de nuestro amor eterno.
Pero, mientras, la vida sigue
y no puedo, ni debo
perder la sonrisa franca
que me dejó de regalo vital.

15 de diciembre de 2018




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